Evitar el consumismo y exceso con los peques.Si no es lo común, tener épocas tan marcadas por actividades de consumo intenso en alimentación, compras… hará que sea difícil adaptarse a la normalidad cuando finalicen las fiestas. Se puede celebrar, regalar y vivir en Navidad sin dar modelos de descontrol y poca regulación de los propios adultos.
¿Tus peques también tienen muchos seres queridos con ganas de regalar? A veces pueden ser demasiados ¿verdad? Una opción para no negar ese deseo a la familia puede ser unirse para hacer regalos más completos en común. Más no es mejor, sobreestimulamos.No obstante, si siguen siendo muchos, se pueden guardar unos y sacar otros e ir alternando o buscar regalos de áreas diferentes (juego de mesa, material deportivo, cuentos…).
JUGAR con los peques. Estar con ellos. Crear recuerdos. Jugar con juguetes o simplemente participar de sus juegos. Estar presente en todos los sentidos, dejando fuera conversaciones entre adultos, móvil… Dándole nuestra atención y, lo mejor, mostrando cómo nos divertimos con ellos.
Buscar alternativas funcionales a los tiempos muertos funcionales. Aburrirse es positivo, pero muchos niños tienen dificultades para buscar dichas alternativas. Ofrezcamos juegos y tareas entretenidas. En breve tendremos el bote del aburrimiento como ejemplo.
En vacaciones también tenemos que generar rutinas, no significa trabajar siempre. Implica dar estructura al espacio y al tiempo, saber qué toca, qué se espera de mí… Así será mucho más fácil adaptarse a las vacaciones. Y, por supuesto, anticipar las actividades novedosas, complejas o cambios.Hay muchas más ¿se te ocurre alguna?
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